Cuando un rider baja en su tabla, está leyendo lo que la ladera tiene para ofrecerle: sus curvas, sus fuera de pista, sus bosques. Por eso, fuimos en busca de los “lectores” de montañas más extremos, quienes hacen de esta disciplina un estilo de vida. Un rider trepa a su tabla, generalmente tuneada, y no ve la hora de llegar hasta la cima de la montaña para protagonizar descensos vertiginosos esquivando rocas, provocando saltos que quedan inmortalizados en el lente de alguna cámara o simplemente deslizándose con una velocidad extrema dejando una S perfecta dibujada en la nieve virgen que, varias veces (según cuánto haya nevado), amenaza con alguna avalancha. Los riders profesionales generalmente llevan un Arva Vector (detector de víctimas de avalanchas que tiene cuatro antenas y soporte GPS) atado en la pechera. El deporte más extremo, el heliski (helicóptero que deja a los deportistas extremos en la cima de alguna montaña totalmente virgen), es el preferido de esta suerte de kamikazes de la nieve que no le temen a nada.
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Febrero 2016
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